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El cocoliche en Argentina y la creatividad lingüística

El cocoliche es un fenómeno lingüístico que forma parte del español de Argentina desde el siglo XIX y del cual se conservan algunas palabras en uso, hasta nuestros días. Para comprender sus orígenes tenemos que mencionar los flujos migratorios que tuvieron lugar desde Italia hacia Argentina, entre el siglo XIX y comienzos del siglo XX.


El cocoliche es una lengua de contacto que nace de estas inmigraciones, no es considerado un dialecto, por ejemplo, porque entre otras diferencias, éste puede transmitirse y conservarse a través de las generaciones, mientras que el cocoliche, tiene tendencia a desaparecer en la segunda generación. La información sobre la historia del cocoliche está llena detalles que nos muestran, en un período concentrado de años (solo una centena de años) el carácter vivo de las lenguas, y su dimensión social: estar asociada a un colectivo, gozar de una mayor o menor aceptación, desaparecer, permanecer, etc. ¿En qué medida una lengua de contacto sirve para unira dos pueblos, o cuánto, y en qué medida puede utilizarse para separar, para segregar?


Actualmente, unos 30 millones de argentinos (entre el 65 y el 70 % de la población)son italianos o tienen algún antepasado italiano en su árbol genealógico. Las inmigraciones más masivas se produjeron entre 1854 y 1947. Fue tal la magnitud de inmigrantes italianos que se asentaron en Argentina que, en 1887, del total de la población de la ciudad de Buenos Aires (433 375 habitantes), el 38 % de los varones y el 25 % de las mujeres eran italianos. En Buenos Aires, por ejemplo, en el censo de 1914 quedó relevado que el 40 % de la población tenía ascendencia italiana. La mayor parte de los inmigrantes que llegaban, provenían de zonas rurales de las diferentes regiones de Italia y hablaban sus propios dialectos y no el italiano más unificado hablado en las ciudades. Por lo tanto, el cocoliche no fue sólo un recurso que utilizaron los migrantes para comunicarse con locales, sino también un lenguaje común con el que comunicarse entre italianos de regiones diferentes que hablaban numerosos dialectos (genovés, milanés, piamontés, abruzzese, napolitano, siciliano, véneto), porque había diferencias tan grandes entre ellos que dos personas de áreas con dialectos diferentes podían no llegar a entenderse entre sí.


Así, el cocoliche es una mezcla del español, del italiano estándar y de dialectos italianos, sumado a palabras nuevas intermedias entre ellos. Por ejemplo, una palabra que en Argentina se usa es laburar: trabajar, ocuparse en cualquier ejercicio, obra o ministerio, del italiano Laborare, con interferencia genovesa; es un verbo italiano, llevado a una terminación de verbo del español (en este caso terminado en AR). Otro ejemplo puede verse en frases completas, como “me se gusta + algo/alguien”, que es una forma que se instaló en el intento de sortear la complicación que supone el uso de los complementos directos e indirectos al aprender una segunda lengua.


Esta manera de hablar comenzó a ser señalada por los argentinos criollos que la calificaban como de ignorantes o incluso de delincuentes. Esto era un problema para los inmigrantes, que lo que necesitaban era integrarse en la comunidad en la que se hallaban. El estigma hacia el cocoliche perduró por muchísimos años, esto quedó documentado en lo escrito en los diarios de aquella época, en letras de tango, etc.


Pero el cocoliche también tuvo sus primeros registros escritos en obras de teatro de un género particular cuyo escenario era normalmente el patio de los conventillos (grandes casas de las ciudades compartidas por muchos inmigrantes). Eran obras de teatro picarescas, entretenidas con mucho color y humor y tanto inmigrantes como argentinos asistían a verlas. El arte a través del lenguaje escrito tiene la potestad de poner en valor un lenguaje. Entonces, a partir de estas situaciones, el cocoliche ya no solo se escuchaba en la calle, para negociar, saludarse, etcétera, sino que también se escuchaba en un ámbito distendido, no laboral, que reunía a inmigrantes con locales en la atmósfera de belleza, humor y bienestar que el arte puede despertar en quienes lo experimentan. La dimensión universal del arte, su capacidad de unir, develando lo que hay de arquetípico en cualquier grupo y su poder de ayudar a comprender lo que no se comprende hablando propicia el encuentro de dos mundos. Parte fundamental de la asimilación y aceptación que hubo de “lo distinto” fue mediada por el transcurrir del tiempo en este largo proceso que se dio desde el siglo XIX, y otra buena parte, por la inscripción de este lenguaje en las expresiones artísticas. El arte en el aprendizaje de una lengua extranjera.


Resulta de interés cómo estos fenómenos que se observan durante varias décadas en un determinado lugar, entre diferentes grupos sociales, evolucionan, porque pueden incluso darnos ideas y enfoques útiles para la enseñanza de las lenguas extranjeras, donde hay también, en una escala pequeña y controlada, como sucede en el proceso migratorio, contacto con una segunda lengua. Muchas de las soluciones o desenlaces que parecen obvios vistos en retrospectiva, no lo fueron durante las décadas en que dos o más lenguas se cruzaron, se repelieron, se unieron y se adoptaron unas a otras.


Si lo que nos proponemos es trasladar lo que el arte posibilita al aprendizaje de una segunda lengua podemos generar tareas significativas. Ejemplos para el aula:


? Pedir obras visuales de artistas del país de origen.


? Pedir fotografías de un viaje, de partes de un recorrido cotidiano, deuna comida familiar o de personas del entorno del alumno.


? Montar obras de teatro o fragmentos de obras de teatro que ayuden a incorporar determinadas capacidades lingüísticas.


? Cocinar o compartir comidas en el aula.


? Incluir lectura de poemas o cuentos en las tareas.


Si tenemos la voluntad de presentar temas a los estudiantes utilizando la expresión artística, lo único que resta es elegir, en cada oportunidad, la obra que mejor se adapte a transmitir lo que en ellos queremos despertar o posibilitar.


Agradezco al Instituto Hemingway el material organizado y facilitado durante mi curso, agradezco a mi tutor Alfredo Orive por su ayuda personalizada y agradezco, también, el espacio otorgado a todos los alumnos en el blog a para crear y enriquecernos.




Fuentes consultadas:


Inmigrantes italianos en Argentina (26 de abril de 2020)


https://www.ciudadaniaitaliana.com.ar/historia/inmigrantes-italianos/


Ulysse le Bihan (2011). “Italianismos en el habla de la Argentina: herencia de la inmigración italiana. Cocoliche y lunfardo”, UNIVERSITETET I OSLO Institutt for litteratur, områdestudier og språk.


https://www.duo.uio.no/bitstream/handle/10852/25849/MASTEROPPGAVExIxSPANSK xHFxVxRx2011.pdf?sequence=1&isAllowed=y


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