La verdad, es que hasta hace muy poco tiempo nunca me planteé ser profesora de español, entre otras cosas, por puro desconocimiento. Ya cuando elegí estudiar mi carrera, tenía en cuenta la posibilidad de dedicarme a la enseñanza, pero siempre enfocada a mi titulación.

Dadas las circunstancias, la falta de trabajo, la crisis etc. Empecé a pensar como podía ampliar mi Cv, que podía hacer para abrirme más puertas. Empecé también a considerar la posibilidad de irme fuera, a estudiar o a trabajar, fue entonces cuando comencé a curiosear la página del Instituto Cervantes y cuando me enteré de que existían cursos para formarse como profesor de español como lengua extranjera. No lo dudé un segundo, busqué escuelas e instituciones que lo impartiesen y elegí el curso que consideré que más se adaptaba a lo que estaba buscando y por eso lo hice.

En un par de días me voy a vivir a Manchester, a estudiar inglés y cambiar de aires, será allí cuando intente hacer que este curso de sus frutos.
Siempre pensé que enseñar a alguien tu lengua materna debía ser muy sencillo, es algo que en mayor o menor medida dominamos bastante bien, ya que nos lleva acompañando desde pequeños. Al realizar este curso me he dado cuenta de lo equivocada que estaba, de que primero hay que aprender muchas cosas que no sabemos por el simple hecho de ser hispano-hablantes y que, además, no sirve con tener los conocimientos, sino que también, hay que saberlos transmitir.