Durante este curso se ha hablado de las “relaciones profesor-alumno” a la hora de realizar las clases.

El Método Comunicativo en teoría debería garantizar un papel activo del alumno en clase, ya que la enseñanza está centrada en el alumno, respeta sus características y cubre sus necesidades. También toma conciencia del alumno, que participa en la
elaboración y reelaboración del programa y manifiesta sus necesidades.

Aún así, mi experiencia reciente como alumno me dice que no siempre es así. Hace poco he estado viviendo en New York durante casi un año, donde realicé un semestre regular de inglés y después el curso preparatorio para el examen TOEFL.

La realidad es que tuve dos profesores que realizaban las clases siguiendo el Método Comunicativo, con variedad de actividades en las que se trabajaba todas las destrezas, actividades a partir de enfoque por tareas y que se adecuaban bastante a situaciones reales donde deberíamos usar el inglés.

Sin embargo solamente uno de ellos se interesó por los alumnos. Tengo un gran recuerdo de él, ya que desde el primer día se interesó por las aficiones, intereses, estudios, etc... de cada alumno.

Como sabía que había estudiado música, me regaló un libro en inglés de la historia del “Rock'n'roll” y me dijo: “Para qué sigas aprendiendo inglés y disfrutando a la vez”.