Cursos profesores de español
Blog profesores de español

Curso de español ¿Qué se esconde detrás de la estimulación intelectual, en el aprendizaje de un idioma?

Hace apenas un año que terminé mi formación como profesora de ELE; un aspecto importante que me ha aportado el curso es una profunda reflexión sobre las creencias sociales que se esconden detrás del aprendizaje de un idioma, incluyendo el propio.

A veces, tengo la sensación de vivir inmersa en una cultura que se ha empañado en valorar el lenguaje únicamente como una actividad intelectual. La aparición, en las últimas décadas del siglo pasado, de nuevas ciencias como la neuropsicología o la neurolingüística nos demuestran que existe un entramado neurológico que sustenta el aprendizaje, la comprensión, la producción y la expresión del lenguaje.
Entre la larga lista de habilidades neurológicas, que adquiere un niño durante los primeros años de vida, relacionadas con el proceso de aprendizaje de la lengua oral, esta la adquisición de automatismos. En el cajón de nuestra lengua materna tenemos guardadas series automáticas, por ejemplo: los días de la semana, los meses del año, el alfabeto, las secuencias numéricas. Cuando enumeramos el primer elemento el cerebro encuentra automáticamente todo el grupo al que pertenece y nos los sirve para que lo evocamos, respetando siempre el mismo orden. Este es uno de los mecanismos que hace posible la expresión oral, le da fluidez. Para producir una sola palabra necesitamos la ayuda de un manager, por decirlo de algún modo, que coordine el complicado mecanismo neurológico que esta detrás de la expresión oral. Este manager neurológico, se hace responsable de los procesos inconscientes, intuitivos, de la producción del lenguaje, entre los que destaca la transferencia lingüística.

Cuando un niño aprende a hablar adquiere los mecanismos de todas las necesidades expresivas que se le van a plantear en el futuro y las grava en su estructura neurológica. Durante los primeros cinco años de vida, el manager neurológico se prepara para realizar la primera transferencia lingüística que va tener lugar con la adquisición de la lectura y la escritura. Es decir: el niño va a tomar conciencia, gracias al aprendizaje intelectual, de las estructuras que ya tiene adquiridas en el inconsciente. He observado que en numerosas ocasiones la metodología y los objetivos que se proponen para abordar el aprendizaje intelectual de la lengua materna están disociados de los procesos neurológicos. Analicemos, a modo de ejemplo como se plantea el aprendizaje de los tiempos verbales. En general cuando hablamos a los niños de los tiempos verbales les solemos decir: existe el presente, el pasado, y el futuro.

Posteriormente les pedimos que se los aprendan de memoria; sin establecer una relación entre los automatismos almacenados en la estructura neurológica y el aprendizaje intelectual. Esta disociación puede plantear problemas: uno, que a simple vista puede parecer absurdo, es el nombre que tiene cada tiempo verbal, para un niño ese nombre es demasiado complicado y no le aporta ninguna pista, ni regla mnemotécnica, que le ayude a realizar la transferencia lingüística. Resultado: a los niños les cuesta mucho memorizar los tiempos verbales y recordar el titulo que los define. Si usamos las estrategias del método comunicativo y les contamos que los tiempos verbales, además de designar una acción, sirven para expresar: experiencias, proyectos, órdenes, dudas, deseos y posteriormente les aclaramos que existen diversas formulas para hacerlo a las que denominamos tiempos verbales, les estamos facilitando el proceso de transferencia lingüística. Les he propuesto, a niños que presentan retraso en el aprendizaje del lenguaje, que hagan una lista de las cosas que han hecho durante el día. Automáticamente el manager neurológico se pone en marcha y los niños relatan las actividades usando el pretérito perfecto, así empiezan a tener consciencia del concepto. Cuando llegue el momento de aprenderse de memoria los tiempos verbales sólo hay que decirles: el tiempo que usas para relatar la lista de actividades que has hecho hoy (esta semana, este mes) se llama pretérito perfecto. De este modo estimulamos la transferencia lingüística creando una conexión entre los conocimientos que el niño ya tiene adquiridos de forma intuitiva y la conciencia intelectual encargada de consolidar el proceso de aprendizaje. Esta metodología tiene otras ventajas, si le explicamos al alumno que el pretérito perfecto no va nunca solo porque siempre sale de casa con un amigo, estamos introduciendo el uso auxiliar del verbo haber y ese tiempo tan extraño e impersonal que se llama participio. También podemos ayudarle con las dudas ortográficas, si le hacemos ver que cuando la “a” es el compañero del pretérito perfecto, siempre lleva la “h”. Después de un tiempo trabajando con los parámetros del método comunicativo le he llegado a preguntar al niño: ¿Qué pasado necesitas para explicar lo que has hecho en clase? o ¿Qué pasado te hace falta para contarme una película? Lo extraordinario de este experimento, es cuando el niño te comenta que ha sido capaz de aprobar un examen de verbos; "el de los nombres raros que no hay quien recuerde". Esta es una de las grandes aportaciones que me ha brindado el curso.

Los profesores de ELE, estimulamos procesos de transferencias lingüísticas con nuestros alumnos extranjeros porque tenemos claro que necesitan apoyo para aprender una lengua que no es la suya. ¿Qué pasaría si los maestros en las escuelas primarias, también, utilizaran nuestras estrategias? Se trata de aceptar que a lo largo de la vida realizamos múltiples procesos de transferencia lingüística, el primero: con nosotros mismos; es un viaje que parte del conocimiento intuitivo y cuyo destino es el aprendizaje intelectual. Estoy segura que, si resolvemos bien este primer salto la introducción de una lengua extranjera va ser más fácil porque las estructuras lingüísticas del nuevo idioma, aunque sean distintas, van a encontrar un colchón donde sustentarse. El muelle de éste colchón contiene las necesidades comunicativas, individuales y colectivas, que cada lengua ha resuelto a su manera, haciendo uso de las estructuras gramaticales, morfosintácticas y pragmáticas. Necesidades comunicativas que en realidad son universales; de no ser así, probablemente, no existiría ni la expresión oral, ni el lenguaje.

En resumen, como profesora de ELE me ayuda saber que puedo utilizar los automatismos, que se elaboran en las estructuras neurológicas del cerebro para activar el aprendizaje de mis alumnos y fomentar la comunicación. Como logopeda, la formación en ELE me ha abierto la puerta a una metodología y a unas estrategias pedagógicas que no me había planteado hasta la fecha y que enriquecen mi labor.

La idea de que a lo largo de la vida realizamos diversas transferencias lingüísticas primero con nuestra propia lengua y posteriormente con las que aprendemos, me aporta plasticidad para comprender las dificultades que me puedan plantear los alumnos extranjeros y en consecuencia a encontrar estrategias para sortearlas.


Montserrat Grau Oliver
• Diploma en Magisterio. Especialidad: educación primaria y preescolar. Postgraduada en pedagogía terapéutica.
• Logopeda.
• Profesora de Español para extranjeros (formación en ELE).


Experiencias profesores español
¿Necesitas ayuda?
Soporte online
¿Necesitas ayuda? Chatea por Whatsapp