Durante nuestras horas de formación de profesores, ya sea de español o cualquier otra disciplina, hemos podido ver cómo afrontar la didáctica de un tema para determinados tipos de colectivos: inmigrantes, jóvenes, adultos, profesionales, … Pero, ¿qué ocurre cuando dentro de este grupo meta tenemos una persona que no quiere aprender?

Os pongo en situación, en un curso anterior realicé unas prácticas como observador de profesor de español a unos jóvenes de entre dieciseis y diecisite años, de nacionalidad británica. Era en una academia privada, y los alumnos estaban allí por voluntad paternal. Todos eran fabulosos, y todos tenían un nivel de español bastante parecido entre ellos; nivel A2. Todos, menos uno. Este joven parecía no interesarle aprender el idioma. Después del esfuerzo que, me imagino, habrían hecho sus padres para pagarles un curso como ese en España.

Pero el problema no era sólo que él no quería aprender español, sino que, además, molestaba en clase a sus compañeros, interrumpía las explicaciones con asuntos que nada tenían que ver con el idioma y cuando respondía a las preguntas sobre el tema que estábamos dando siempre respondía de forma incorrecta por culpa claramente de su falta de atención e interés.

En este caso yo era un observador en prácticas y decidí aguantar e intentar sobrellevar el asunto lo mejor posible, procurando que la calidad de la enseñanza para el resto de compañeros no se viera afectada. Pero realmente no me ví preparado para esta circunstancia. No sabía si tendría que expulsar al alumno o dejarlo que fuera a su aire. ¿Os ha pasado alguna vez algo parecido? ¿Qué habéis hecho vosotros o qué haríais en una situación similar?

Por supuesto estamos hablando de una educación no obligatoria, es decir, es un curso privado en una academia privada. ¿Deberían el resto de compañeros aguantar también a una persona que no quiere aprender como ellos? Muchas gracias por vuestra ayuda.