¿Quién me diría a mí que me iba a ir 9 meses a EEUU con la beca de auxiliar de conversación que ofrece el ministerio de España? La verdad es que fue una gran oportunidad que no dudé en disfrutar. Nunca había trabajado en ninguna escuela pues apenas era una recién diplomada, pero esto me ha traído grandes oportunidades en el mercado laboral en España.

Al principio no sabía cómo enseñar español a alumnos de primaria, en mi caso de 3º y 4º. Pensé que su nivel iba a ser muy bajo (como suele ser aquí en los colegios) por lo que me llevé libros sencillitos y canciones fáciles de cantar. Cuál fue mi sorpresa cuando el primer día todos me sabían formular las preguntas que quisiesen sin apenas tenerlas preparadas. Me había tocado un colegio de inmersión lingüística, por lo que infantil, 1º y 2º lo dan todo en español, en 3º meten un 30% de inglés y en 4º un 40%. Estaban acostumbrados a escuchar el español y más teniendo unas profesoras americanas con un nivel tan alto en nuestro idioma.

Gracias a ellos descubrí el mundo de la enseñanza del español. Vi cómo iban mejorando en su pronunciación y fluidez, cómo disfrutaban aprendiendo, sobre todo las palabras difíciles de pronunciar, de las cuales se reían en vez de sentir frustración ante la imposibilidad de decirlas correctamente. Simplemente eran niños aprendiendo, niños esponja que solo utilizan el español en la escuela y el inglés en su vida real, niños como cualquier otro que veían que aprender otra lengua era divertido porque así la podían usar como lenguaje secreto ante alguien que no les entendiese. Por supuesto tenían sus fallos gramaticales que, muy a pasitos de tortuga, iban solventando, pero, ¿qué más daba si se les podía entender? Ya los irán corrigiendo poco a poco en sus futuras clases de gramática en el instituto.

Por esas ganas que ellos tenían y que me supieron transmitir, me decidí a hacer este curso, para aprender a enseñar mejor el español, para tener más recursos a la hora de plantear mi programación y ¿por qué no? Para viajar a diferentes países y poder dar a conocer mi lengua, de la cual me siento muy orgullosa.