Hace ya tiempo que comencé este curso porque veía en la enseñanza de español una posible salida laboral y quería abrirme puertas ya que en pocos meses cambiaría España por Suiza. Soy traductora, y aunque domino mi lengua materna y he recibido clases de idiomas desde pequeña, no me sentía capacitada para enseñar a otras personas. Soy consciente de que en este sector hay bastante intrusismo profesional, sobre todo en el extranjero, donde cualquiera que sea nativo de una lengua puede poner un anuncio y dar clases, pero mi intención era empezar desde cero, adquiriendo una base teórica y conociendo recursos que me ayudaran a abordar una clase.

Este curso me ha ayudado a aclararme dudas, me ha aportado fuentes a las que acudir cuando realice una programación didáctica, me ha enseñado qué aspectos debo tener en cuenta a la hora de crear actividades y, principalmente, me ha hecho ver la enseñanza de español como una disciplina que requiere dedicación, aprendizaje y experiencia.

Durante la última parte del curso, he estado recibiendo clases de alemán en Suiza, lo que me ha permitido recopilar muchas ideas de diferentes profesores para realizar las actividades. Recordando las clases de idiomas a las que he asistido, tanto en España como en el extranjero, he podido observar qué hace una clase más enriquecedora, qué dificultades presentan los alumnos dependiendo de su nacionalidad, y qué puedo coger de cada profesor para aplicarlo a mis futuras clases.

Sé que esto solo ha sido el primer paso y que todavía me queda mucho por aprender. Mis expectativas ahora son poder hacerme un hueco como profesora de español y seguir profundizando haciendo otros cursos. Ahora me siento mejor preparada y, al menos, he podido responder a la pregunta que siempre me venía a la cabeza al pensar en dar clases: ¿por dónde empiezo?