Todos tenemos una manera diferente de aprender. Saber cómo aprende un alumno y diseñar tareas que se adapten a su manera personal de aprendizaje es un ideal que mediante las clases particulares se puede hacer realidad.

Aquí el alumno no se tiene que adaptar a la clase, la clase se adapta a él. Aquí el alumno goza de una exclusividad semejante a la que el sastre o el diseñador de moda de alta costura le brinda a su cliente diseñando para él un traje a las medidas de su cuerpo, al gusto por una textura y a la preferencia por un color, dentro de un ambiente reservado donde el cliente recibe toda la atención.

Donde además contando con la flexibilidad del servicio el alumno decide junto con el profesor en qué horario y en qué intensidad quiere tomar las clases.

Mi relación con mis alumnos es muy cercana, sé lo que quieren, cómo lo quieren y para qué lo quieren, esto me permite hacer una clase a medida de máxima calidad en la que puedo estimular continuamente su modo de aprendizaje, notar sus avances, corregir y matizar los errores que con mayor frecuencia cometan sin que queden cabos sueltos, pues siempre habrá oportunidad de aclarar todo tipo de dudas. Este tipo de enseñanza individualizada permite que cada alumno progrese según sus objetivos particulares en su propio ritmo.

Se pueden atender y cubrir necesidades específicas y satisfacer la necesidad individual de manejar un determinado tema gramatical, corregir pronunciación o extender la práctica de determinado contenido. El programa didáctico se adapta al alumno.

También el alumno disléxico encuentra la posibilidad de una enseñanza diferente que atiende a sus necesidades particulares aplicando estrategias especializadas.

El alumno en la clase particular recibe mayor atención debido a que la clase gira alrededor del alumno y sus necesidades. La efectividad real de la clase individual se estima cuatro veces más eficaz que la clase en grupo.

Se Puede tener en cuenta si los estudiantes son visuales, que se apoyan en imágenes, visualización de esquemas, mapas mentales, ejercicios prácticos, síntesis o manuales, que aprenden mejor manipulando las cosas, quizás son auditivos, que perciben mejor lo que escuchan o analíticos, que prefieren los detalles o metódicos, que aprenden paso por paso o son alumnos globales, que aprenden las cosas como un conjunto.

Mi aula se convierte en un laboratorio en el que a diario inventamos un menú, en el que a diario agregamos o retiramos ingredientes hasta encontrar el punto preciso de acuerdo al tipo de estudiante. Siempre podemos seguir reinventando, siempre se puede mejorar. Hoy en día hay una fuente inagotable de nuevos recursos utilizables en clase, estos pueden ir desde sofisticado software, aplicaciones para un iPhone, iPad, hasta simples fotocopias con las que se logran juegos interesantes.

Mirella Gómez Mora
Holanda