Mi carrera como profesor empezó hace tan solo unos meses. Intuía que sería algo que me iba a gustar así que hice un curso para ser profesor de inglés, mi segunda lengua. La experiencia hasta ahora ha sido fantástica. Mi razón para hacer este curso es tener la posibilidad de convertirme en profesor de español en un país extranjero y seguir viviendo la experiencia. He de decir que este curso me ha sorprendido muy gratamente al igual que el que hice en inglés. Me parece que ambos enfoques son el camino a seguir, comunicativo y haciendo al alumno el centro del proceso de aprendizaje.

Si habéis vivido la experiencia de haber sido enseñados con el método tradicional sabéis que algo no funcionaba con ese sistema. No era participativo ni fomentaba la interacción, no suponía un uso real de la lengua. Para mi sorpresa después de haber pasado años con este sistema no podía hacerme entender y mis conocimientos se limitaban a escribir y leer. Con la filosofía de este curso los alumnos no sólo aprenden más sino que las clases son mucho más amenas e incluso divertidas. Aprender puede ser divertido. Esto era inimaginable con el método tradicional.

En mi corta experiencia como profesor también he observado que el aprendizaje se da cuando no intervenimos. Si las instrucciones son buenas, los alumnos saben lo que tienen que hacer y usan la lengua, interactúan entre ellos. Si están absorbidos por la tarea y usando el lenguaje sabes que estás haciendo un buen trabajo. Creo que es necesario percibir cuando esto se produce y tratar de interrumpirlo lo menos posible. Limitar nuestras intervenciones al mínimo. Los profesores ya no somos protagonistas, lo son nuestros alumnos. La enseñanza empieza y termina con ellos, con nosotros en medio catalizando el proceso. Creo que así es más gratificante, para nosotros y para ellos, y más efectivo.