Mi interés en la enseñanza del español como lengua extranjera surge en Inglaterra hace dos años. Gracias a una beca universitaria pude colaborar con una organización internacional en el ámbito de la educación no formal y allí descubrí que el español “estaba de moda”.

En la mayoría de centros educativos, especialmente, en los privados se estaba implantando el español como opción de estudio de una segunda lengua, por la cual cosa, muchos estudiantes buscaban profesores nativos de español para ampliar sus conocimientos.

Así, que comencé a dar clases particulares de español en mi tiempo libre mientras realizaba mi estancia como becaria. Fue una gran experiencia y curiosa, al mismo tiempo, al darme cuenta de que, a pesar de tratarse de mi lengua materna, ¡me costaba mucho explicar, comprender e incluso recordar ciertos aspectos gramaticales y nociones de mi propia lengua! Por suerte, mis alumnos no fueron tan exigentes conmigo como lo fui yo conmigo misma...Y me prometí que no volvería a dar clases de español sin haber realizado un curso específico para ello.

Finalizó el periodo de mi estancia becada, regresé a España y continué con mi vida laboral al margen de la enseñanza de español, aunque muy vinculada a la docencia en el ámbito de la educación no formal.

Han pasado ya dos años desde entonces y por fin me he decidido a retomar aquella puerta que abrí en Inglaterra hacia el mundo de la enseñanza del español. Y aquí estoy, a punto de finalizar el curso de formación de profesores de español en el Instituto Hemingway y con muchos más recursos de los que tenía hace dos años en Inglaterra. Ahora llega el momento de ponerlos en práctica, y esta vez en España.